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Descubre el caso resuelto de un perro con picor y alopecia

perro con alopecia y picor sindrome cushing

El caso clínico que os contamos hoy trata de un caso de éxito del cual nos sentimos muy orgullosos, ya que nuestro equipo de la clínica veterinaria Kivet de Platja d’Aro logró dar con la tecla en un caso que llevaba años sin diagnósticar. ¡Descubre lo que le ocurría a Doggy!

  • Nombre: Doggy
  • Especie: Canina
  • Edad: 10 años
  • Motivo de la visita: Compra de medicamentos

Motivo de la visita

Doggy venía de manera habitual a nuestra consulta a comprar el tratamiento que le habían prescrito en un hospital veterinario para tratar de erradicar un intenso prurito generalizado (mucho picor) y signos de alopecia en la zona de la cara, cuello y extremidades que sufría desde hacía más de dos años.

Se había descartado que este perro de aguas sufriera leishmania y sarna sarcóptica. Por lo que le habían pautado el uso de la corticoterapia, pero tras no sufrir ninguna mejora, pasaron a recetarle oclacitinib.

Después de una sesión de peluquería en nuestro centro Mundo Belleza Kiwoko, y tras las constantes advertencias del equipo del estado del pelo y la expansión de la alopecia del animal, insistimos a la familia en la necesidad de retomar y revaluar el caso de Doggy. Finalmente pidieron una cita para una exploración para de esta manera considerar nuestra opinión profesional sobre el estado de su animal.

Hallazgos de la exploración 

Nuestras valoraciones después del reconocimiento, fueron las siguientes:

  • Síndrome poliuria-polidpisia (PU/PD) desde hacía mínimo 3 meses. Doggy mostraba una sed excesiva. Los dueños tuvieron que optar por cambiarle el bebedero por un barreño.
  • Alopecia bilateral y simétrica en la zona dorsocaudal.
  • Ligera alopecia en extremidades posteriores y en zona periobital.
  • Poca calidad de pelo.
  • Cuerpo en ‘forma de tonel’.
  • Hematuria, desde hacía meses. En el hospital de referencia asociaron con inflamación de próstata o vejiga (mediante ecografía) y trataron con antiinflamatorio. Pero no hubo mejoría.

Posteriormente a la exploración, tuvimos sospechas de que la raíz del problema fuese hormonal, de momento nuestra recomendación fue retirar el tratamiento con oclacitinib dado que no había causado ningún efecto favorable.

Por otra parte, en el prospecto de uno de los medicamentos que estaba tomando bajo el título de reacciones adversas, contemplaba la posibilidad de hematuria. Efectivamente, al poco de retirarlo, los dueños de Doggy dejaron de observar sangre en la orina, por lo que fue una decisión acertada.

Pruebas diagnósticas 

En primer lugar, hicimos una analítica general geriátrica para ver el estado del perro, cuyos resultados confirmaron nuestras sospechas.

Al no salir alterada la T4, pero sí la ALT-GPT, descartamos hipotiroidismo y pasamos a comprobar los niveles de cortisol, mediante estimulación con dexametasona a dosis bajas.

Finalmente, los resultados fueron compatibles con hiperadrenocorticísmo, síndrome de Cushing. Al no haber secreción del cortisol en las 8 horas posteriores a la administración de dexametasona. ¡Por fin el diagnóstico estaba claro!

Diagnóstico

Ya teníamos una respuesta para Doggy. Hiperadrenocorticísmo canino.

Puedes leer más sobre esta enfermedad en este post especial dedicado a esta dolencia también conocida como Síndrome de Cushing. Y conocer así las causas más frecuentes, razas más propensas a sufrirlo, tratamiento…

Tratamiento médico

Dada la edad de Doggy, no valoramos la opción de cirugía, así que pasamos directamente a plantear el tratamiento con trilostano a la mínima dosis para su peso (1 comprimido cada 24 horas).

Al mes siguiente le volvimos a citar para realizar una prueba y comprobar los niveles de cortisol para ajustar la dosis a la mínima posible.

En la primera revisión vimos que el perro había perdido la “forma de tonel”. Al mismo tiempo sus dueños nos comentaron que el animal había disminuido considerablemente el consumo de agua.

Hicimos una estimulación con ACTH y sacamos sangre para valorar niveles de cortisol en sangre. Dado que los niveles estaban bastante bajos pudimos ajustar la dosis a una menor, por lo que se pasó a ½ comprimido cada 24 horas y se sugirió repetir la prueba al sexto mes de tratamiento.

Otra de las preocupaciones de sus dueños era que Doggy no recuperaba su pelo. Pero le tranquilizamos ya que la pauta normal es que esto no suceda hasta pasado los tres meses de comenzar con el tratamiento. Efectivamente ocurrió así y en sus visitas posteriores comprobamos cómo le estaba creciendo de nuevo la melena y las calvas se le estaban cubriendo.

Evolución

Perro con tratamiento de trilostano y diagnosticado con hiperadrenocorticísmo canino
Antes – Después

Esta son las últimas fotos que nos mandaron unos 4 meses después de empezar el tratamiento con trilostano. ¡Qué bien verlo tan mejorado!

Clínica Kivet donde se le atendió

Mapa clínica veterinaria Kivet Gerona Platja d'Aro

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