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RCP en perros y gatos

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La reanimación cardiopulmonar (RCP) es el conjunto de maniobras que se realizan cuando un animal presenta una parada cardiorrespiratoria, es decir, cuando no respira y su corazón no bombea sangre, para intentar llevar oxígeno a los tejidos del animal enfermo.

No debes confundirla con la maniobra de Heimlich, la técnica para evitar la asfixia por atragantamiento.

Parada cardiorrespiratoria

Una parada cardiorrespiratoria es una situación crítica, que lleva a la muerte en pocos minutos en la mayoría de los casos, aun detectándose y tratándose de forma rápida. 

En este tipo de situaciones, el paciente no respira, no se detectan movimientos respiratorios ni aire entrando o saliendo de la nariz o la boca y no hay latido cardiaco ni pulso. 

Para detectar la ausencia de latido cardiaco y pulso arterial palparemos la zona anterior del tórax, por encima del esternón, para tratar de percibir el latido cardiaco.

El pulso se puede buscar en la arteria femoral, en la zona interna del muslo, aunque la ausencia del mismo no determina en todos los casos que exista una parada cardiaca, ya que el pulso puede ser muy débil e indetectable por este método.

Causas de una parada cardiorrespiratoria

Las causas de una parada cardiorrespiratoria en perros y gatos son múltiples y de muy diferente naturaleza.

Podemos decir en general que se tratará de agresiones graves como traumatismos extensos, hemorragias y pérdidas de líquidos muy importantes (por ejemplo, por diarreas y vómitos profusos), traumatismos craneoencefálicos, ingestión de tóxicos, o en la fase terminal de cualquier enfermedad.

Maniobras de reanimación cardiopulmonar

Las maniobras básicas de reanimación tienen como objetivo oxigenar la sangre del paciente y bombear esa sangre oxigenada a los órganos vitales.

  • Inspección de la boca: lo primero es comprobar, abriendo la boca del paciente y tirando de la lengua hacia nosotros, si hay objetos o residuos que obstaculicen el paso del aire, retirándolos si los encontramos. Debemos explorar atentamente el fondo de la boca.
  • Ventilaciones: para oxigenar la sangre se realizan respiraciones sobre la nariz del animal, cerrando la boca con las manos y alrededor de nuestra boca para que el aire exhalado no escape hacia los lados y entre en las vías respiratorias. Se debe extender el cuello y la cabeza para facilitar el paso del aire.
  • Compresiones torácicas: pretender movilizar la sangre oxigenada mediante las ventilaciones. Con el paciente tumbado de lado, la maniobra habitual es comprimir el tórax con las dos manos juntas sobre la zona cardiaca. En gatos y perros pequeños también existe la posibilidad de presionar ambos lados del tórax a la vez, en la zona cardiaca. 

En perros de razas grandes, el posicionamiento de las manos sobre el área más prominente del tórax (no sobre la zona cardiaca), puede tener beneficios a la hora de conseguir un mejor flujo sanguíneo, pero sobre esto no hay una evidencia científica fuerte, al igual que sobre otras cuestiones que afectan a la RCP en perros y gatos.

  • Actualmente se piensa que la frecuencia más adecuada para las ventilaciones es de 10 por minuto.
  • Para las compresiones torácicas usaremos una frecuencia de unas 120 por minuto.
  • La relación entre unas y otras sería de 30 compresiones por cada 2 ventilaciones.

Durante la reanimación, utilizaremos ciclos alternativos de ventilaciones y compresiones para intentar mantener al paciente con vida hasta que reciba atención veterinaria con tratamiento avanzado.

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